Yo no quiero adiós.
Mi imaginación esa que vuela a tantos lugares, conoce a tantas personas, y viste para tentar, esa misma me hizo pegarme contra la pared. El golpe fue tan fuerte que exploto el deseo sobre ti, encima tendré que darle las gracias. Llenó, por días, toda mi habitación de sombras y al fondo un rayito de luz al que aferrarme.
Gracias, porque creí estar dormida.
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